Richard Mille, es una de las mentes más influyentes de la relojería de la pasada década, y fue él quien creó el reloj tan especial que el tenista manacorí lleva puesto en sus partidos oficiales. Pero su relación no está definida por términos comerciales: como todo aquel que entra en la órbita del universo de Richard, el principio fundamental es la amistad, y su mayor valor la confianza.
Se puede afirmar que hay mucha confianza entre Rafael y Richard, o “Rafa” y “Ricardo” como se suelen llamar el uno al otro. Después de todo, fue Richard quien convenció a Nadal, famoso por ser muy supersticioso, de empezar a llevar un reloj durante sus partidos, y encima nada menos que un tourbillon ultra-ligero de 400.000 euros.
Cualquiera que haya visto a Nadal prepararse para un partido sabe que tiene una rutina muy específica que no admite variaciones. Coloca sus botellas de agua con primoroso cuidado, alineando las etiquetas con gran precisión. Si la pista es de tierra batida, arrastra el pie por la línea de fondo, apartando cualquier desecho para mejorar la claridad de visión del árbitro, y sólo entonces está listo para empezar.
Así que cuando Richard le propuso la inadmisible idea de alterar su rutina con la introducción de un reloj de pulsera, aunque fuese un reloj muy caro, Nadal evidentemente contestó que ni hablar. Hasta les contaba a sus amigos la historia del caradura de Richard: “¿Pueden creer que alguien quiere que me ponga un reloj mientras juego? Es una idea de locos.”
Hasta que una noche, le contó esta misma historia al rey Juan Carlos I. “¿Y cómo se llama este relojero?” preguntó el monarca, famoso por entender de relojes. “Richard Mille,” contestó Rafa. El rey sonrió y se levantó la manga para desvelar su propio Richard Mille ‘RM 009’.
De inmediato, esto excitó la curiosidad de Rafa, porque un RM 009 no se parece a ningún otro reloj sobre la faz de la tierra. En su afán por crear el reloj mecánico más ligero del mundo, Mille probó con un material aeroespacial experimental desarrollado para los satélites.
Él creó el ‘RM 009’ como máxima expresión de lo que se puede conseguir cuando no te pones límites. Dentro de esta fortaleza liviana pero inexpugnable que es la caja del ‘RM 009’, había un movimiento de tourbillon esqueletizado con construcción en perfil doble T y hecho de litio de aluminio. El resultado final fue el reloj del rey Juan Carlos I, un reloj que pesaba unos escasos 28 gramos y un reloj que deslumbró a Nadal.
Para reducir radicalmente el peso del ‘RM 009’ en más de un 30 por ciento, Richard Mille escogió el carbono como material para la caja, además de un plexiglas especial para reemplazar el cristal de zafiro. El reloj, con el tourbillon incorporado, pesaba 18 gramos. Era tan ligero que flotaba sobre el agua, como un mesías. Fue apodado el ‘RM 027 Rafael Nadal’, el cual hasta ahora luce el destacado tenista.
Fuente: mustique