Tras una fuerte erupción volcánica se ha formado una isla al sur de Tokio. Fueron los guardacostas, quienes avisaron el pasado 20 de Noviembre de la presencia de humo negro procedente de la erupción. Las imágenes vistas en televisión al día siguiente mostraban un denso humo, cenizas y rocas que salían del cráter de forma violenta.
El nuevo islote es de unos 200 metros de diámetro. Se ubica muy cerca a la costa de Nishinoshima, una pequeña isla deshabitada en la cadena de Ogasawara, que también se conoce como las Islas Bonin.
Las cerca de 30 islas se sitúan a mil kilómetros al sur de Tokio, y junto al resto de Japón forman parte de la actividad sísmica del “Cinturón de Fuego del Pacífico“.
El vulcanólogo, Hiroshi Ito, informaba que es posible que la nueva isla desapareciera por la erosión, pero también puede que permanezca para siempre.
La última vez que los volcanes de esa región entraron en erupción fue a mediados de la década de 1970. Gran parte de la actividad volcánica se produce bajo el mar, que se extiende a miles de metros de profundidad a lo largo de la Fosa Izu-Ogasawara y Fosa de las Marianas.
El principal portavoz del gobierno de Japón acogió con beneplácito la noticia de otro poco, aunque pequeño, nuevo territorio. Esto ha sucedido antes y en algunos casos las islas habían desaparecido, declaro Yoshihide Suga cuando se le preguntó si el Gobierno tenía previsto nombrar a la nueva isla.
El archipiélago japonés lo componen miles de islas. De hecho, tiene planes para construir instalaciones portuarias y trasplantar fragmentos de coral de rápido crecimiento en Okinotorishima, dos afloramientos rocosos aún más al sur de Tokio, con motivo de impulsar su reclamo en una disputa territorial con China.
Fuente: xatakaciencia.com