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Aunque parezca mentira hablamos de una auténtica bombilla de madera que se enciende y se apaga con el habitual interruptor en la pared. No es ningún truco o algo por el estilo, es pura tecnología mezclada con algo de artesanía y un trabajo de ebanistería de lo más fino, originando que la bombilla funcione de maravilla.
La sorprendente revolución en la iluminación se la debemos a Ryosuke Fukusada.
Todo un artista minucioso y delicado que ha conseguido moldear la típica bombilla (la “pera”, que le decían algunos) a partir de un sólido bloque de madera. Encaja perfectamente en cualquier casquillo y además de pedir a gritos que la coloques sin taparla con una tulipa, ofrece una particular luz cálida, ideal para crear un ambiente íntimo.
No sale ardiendo al encenderse porque en su interior no hay un filamento incandescente sino un LED que emite su luz a través de la fina veta de la madera ofreciendo este espectacular resultado.
Finalmente, solo faltaría que Fukusada convenza a algún fabricante de bombillas para que se produzca en serie y podamos gozar de este sorprendente diseño.
Fuente: ryosukefukusada