Durante los primeros albores de la pandemia, cuando todo era caos y no teníamos la casa repleta de mascarillas quirúrgicas como ahora, muchas personas y tiendas locales comenzaron a fabricar y comercializar las suyas hechas de tela. Hoy, más de un año después y después de un sinfín de lavados, esas mascarillas sorprendentemente siguen siendo muy efectivas.
Así lo ha recoge una investigación realizada por la Universidad de Colorado Boulder, que demuestra que todo el proceso de lavado y secado de estas mascarillas no ha comprometido su capacidad para filtrar las diminutas partículas que provocan los contagios.
“Son buenas noticias para la sostenibilidad”, explicaba la autora principal del estudio, Marina Vance. “¿Sabes esa mascarilla de algodón que has estado lavando, poniendo a secar y reutilizando? Probablemente todavía esté bien, no la tires”.
Los investigadores sometieron las mascarillas al equivalente de un año de uso, con sus ciclos semanales de lavado y secado, para analizar qué tal aguantaban el paso del tiempo. A pesar de que algunas de las fibras del algodón habían comenzado a degradarse, las mascarillas seguían cumpliendo su función a la perfección. El único cambio sustancial en la mascarilla fue que era ligeramente más complicado inspirar aire a través de ella.
Una de las consecuencias de la pandemia sobre la que menos solemos parar a pensar es las cantidades ingentes de residuos que estamos generando con el uso de mascarillas desechables, así que es una excelente notica saber que este tipo de alternativas sostenibles son una alternativa perfecta que podemos utilizar.
Fuente: es.gizmodo.com