El sistema, mantenido por la Agencia Meteorológica de Japón y activo desde fines del 2007, conecta a más de mil máquinas de sismógrafos localizadas por todo el territorio japones; cuando una de ellas detecta los comienzos de un terremoto, el sistema se activa y automáticamente lanza una alerta a través de las cadenas de radio y televisión.
Este moderno sistema también tiene conexiones especiales con empresas, grandes estructuras y los sistemas del transporte público; cuando se activa, automáticamente se corta el suministro eléctrico a maquinaria pesada y a los miles de trenes que cruzan el país. En los edificios conectados al sistema también se da la orden para cortar el suministro de gas -para evitar escapes y explosiones- y se envían los ascensores a los pisos más cercanos.
Cabe indicar, que el adelanto que ofrece el sistema depende de la distancia entre uno y el epicentro del terremoto, pero por lo general garantiza que uno tenga al menos diez segundos para tomar las precauciones más importantes que amerita la situación y salir de casa antes de recibir el mayor impacto del movimiento sísmico.
El sistema de alerta se diseño tras la publicación de un importante informe científico del Gobierno a mediados de la última década, en el cual se dio por hecho que Japón sufriría un “mega-terremoto” -incluso peor del día 11- dentro de poco, con al menos 10.000 víctimas mortales. Japón sufre unos 100,000 terremotos cada año, aunque la enorme mayoría de los mismos son imperceptibles.
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