Las emociones gobiernan la conducta de los seres humanos en muchos aspectos, y esto es algo que ha interesado a los científicos e investigadores desde hace mucho tiempo, en un intento por aplicar el conocimiento de las emociones sobre diferentes campos. Un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts, han demostrado recientemente que pueden medir el nivel emocional de una persona bajo diferentes situaciones y estímulos que recibe.
Una de las cosas que más rápido viene a nuestras mentes cuando hablamos de la película “Minority Report” es la interfaz futurista que utiliza Tom Cruise, pero algo que recuerdo en particular son los anuncios de publicidad personalizados, que se dirigen directamente a una persona después de haber leído sus retinas.
Retengamos por un momento el concepto de publicidad personalizada. Sería algo extremadamente útil para las empresas saber de antemano qué es lo que nos gusta, qué rechazamos de inmediato, qué nos despierta curiosidad, o qué preferimos ignorar por completo. Cada una de estas acciones lleva un estado emocional asociado, y si los expertos en mercadotecnía pudieran determinar dicho estado con anticipación, el proceso para localizar productos y servicios resultaría más eficiente.
Esa determinación podría hacerse efectiva a través de la “medición” de las emociones, y todo parece indicar que un grupo de investigadores de MIT, encabezados por la doctora Rosalind Picard, han logrado demostrar dicho proceso. Esta exposición se llevó a cabo en la última Web 2.0 Expo realizada en San Francisco hace pocos días.
Picard, quien también es presidente de la empresa Affectiva dedicada a medir reacciones de los consumidores, enseñó al público (el vídeo tiene problemas de cámara, pero puede verse) cómo funcionó esta tecnología en una niña durante un típico día de escuela. Se lograron captar marcados niveles de tensión cuando la niña debió cantar en una obra y realizar actividad física, y también se detectó un pico de tensión cuando fue molestada por un compañero.
Aunque la investigación parece tener potencial en el ámbito médico, lo cierto es que podría ser aplicada de lleno en el ambiente comercial. A modo de ejemplo, una empresa sería capaz de medir en la audiencia qué clase de reacción emocional provoca un comercial, o el trailer de una película. Por supuesto, si esto llegara a utilizarse, sólo podría ser así con autorización explícita del consumidor.
Determinar cómo nos sentimos sin preguntar primero podría ser interpretado como una violación a la privacidad en muchos lugares, abriendo así un marco legal muy complejo para explorar.
Visto en: Neoteo