Cuando las zapatillas deportivas terminan su vida útil, suelen terminar, en su gran mayoría, en dos lugares claramente diferenciados: en el basurero bien profundo o colgado de algún cable de luz, donde permanecerán hasta la eternidad y a la vista de todo el mundo.
La empresa de calzados holandesa OAT Shoes, ha iniciado una iniciativa totalmente nueva en el diseño del calzado que combina materiales biodegradables y un atractivo estilo para producir calzado deportivo que no sólo se ve bien, sino que tampoco dejan huella cuando son eliminados, pues basta enterrarlas en el jardín para que de las zapatillas olorosas brote una vida más perfumada.
La idea ha ganado un galardón en los Premios de la Moda Verde que se han celebrado durante la Semana Internacional de la Moda de Ámsterdam, donde pudieron verse los distintos modelos portados en carretilla de musgo por una serie de modelos en ropa interior ceñida (el desfile se tituló “El secreto del Jardín del Edén”).
Este premio demuestra que, cada vez más, el futuro de la moda se encuentra en una reconciliación entre la naturaleza y la industria. Las zapatillas de OAT Shoes se esfuerza por abrir un camino a ese futuro. En el caso de la colección “The holly Virgin”, como han bautizado a las zapatillas de este año, la semilla viene incrustada en algún lugar dentro de un diseño totalmente biodegradable.
Una vez enterradas, se descomponen rápidamente y de ellas surge un árbol, flores e incluso una planta de algodón, que podría proporcionar “el material necesario para su nueva camiseta”, cerrando el círculo con un “amén”.
Según el diseñador Christiaan Maats, esta primera colección de zapatillas biodegradables es el resultado de casi dos años de investigación, de incontables horas de búsqueda en Internet y de visitar fábricas. Las propiedades ecológicas de los materiales con que están hechas son tan desconocidos que apenas son distribuidos comercialmente, así que tuvieron que patearse un sin fin de comercios de artesanía tradicional hasta dar con ellos.
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