Ladrillos elaborados con lana y un componente de las algas marinas fueron desarrollados por investigadores en España y Reino Unido. Los nuevos productos son más sustentables y resistentes que los tradicionales, además de estar mejor adaptados a climas extremos.
Los ladrillos son resultado del trabajo conjunto de científicos de la Universidad de Sevilla, y de Strathclyde, en Escocia, dirigido a desarrollar materiales de construcción con menor impacto ambiental. Los nuevos ladrillos, que no requieren de cocción, ya están siendo utilizados en proyectos experimentales en Nigeria.
Los ladrillos tienen en común con los tradicionales la materia prima base, la arcilla. El uso de materiales de arcilla sin cocer data de miles de años y hoy en día se fabrican ladrillos con arcilla prensada, pero el aumento en la presión conlleva una pérdida de resistencia mecánica.
«De ahí surge la necesidad de mejorar la trabazón interna de la estructura con una sustancia que por sus naturaleza no altere la filosofía medioambiental del proyecto», señalan los investigadores españoles.
Las algas pardas de la familia de las feofíceas constituyen la materia prima principal en la producción de alginato, un componente de la pared celular de esos organismos que forma un complejo insoluble de ácido algínico, sales minerales y metales alcalinos, según señalan los investigadores.
De acuerdo con los investigadores, «los nuevos ladrillos son productos netamente rentables, aunque no se trata de un sustituto del ladrillo convencional, al menos en la actualidad, sino de una alternativa en determinadas aplicaciones constructivas». Los ladrillos son reciclables y son muy ventajosos en materia de emisiones de CO2, cuando se los compara con el método de cocción.