En 50 años la Capa de Ozono podría recuperar sus niveles anteriores

Hoy, la capa ya no aparece en rojo, como mostrando su muerte inminente. Podríamos decir que su estado pasó de muy crítico a estable, para beneplácito de la humanidad. Después de que en la década de los 80’s los científicos descubrieron que los niveles de concentración de este gas habían disminuido y estaba a punto de entrar en fase terminal, ahora sabemos que el ozono que habita en la estratosfera y que impide que los rayos ultravioleta calcinen nuestra piel dejaron de bajar.

La buena noticia lo dieron hace poco la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). Sin embargo, el anuncio estuvo cargado de prudencia: «Las concentraciones de ozono no disminuyen, aunque tampoco aumentan, como se esperaba», precisaron.

Sin embargo, y contrario a lo que sucede con los efectos del calentamiento global, frente a este problema ambiental al menos ya se ve una luz al final del túnel. Y más que luz, acciones. Según ambas entidades, se estima que la capa de ozono se va a recuperar en el 2060 y en el 2075 para el caso de la región antártica, momento en el que alcanzará las concentraciones registradas antes de 1980.

Este optimismo está sustentado por el Protocolo de Montreal, que, a diferencia del de Kioto (encargado de frenar el calentamiento global), pudo vincular a los Estados en la reducción de las emisiones de las sustancias agotadoras de ozono presentes en los sistemas de refrigeración o neveras (clorofluorocarbonos o CFC) y que destruyen nuestro gas protector.

De no haberse controlado la destrucción de la capa, las sustancias que la dañan se habrían multiplicado por 10 en 2050. Ello, a su vez, habría producido hasta 20 millones más de casos de cáncer de piel y 130 millones más de dolencias para la visión, como las cataratas, explica el Pnuma.

Sin embargo, para cantar victoria, hay todavía muchos retos. En el intento por reemplazar los CFC, han surgido los hidroclorofluorocarbonos (HCFC), menos agresivos, pero también agotadores de ozono, y además, potentes gases de efecto invernadero. Su uso se ha incrementado a un ritmo más rápido que hace cuatro años y por eso se ha propuesto abolirlo a finales del 2011.

Esto es urgente, porque, además de los daños que aún resiste la capa, los cambios en los patrones climáticos han producido un desplazamiento del ozono hacia los polos, según un reciente informe de la Agencia Espacial de Estados Unidos. Por eso, y mientras la capa de ozono siga en cuidados intensivos, habrá que seguir mirando al Sol con respeto.

Visto en: El tiempo

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