El problema con las lesiones en la cabeza es que las personas afectadas a menudo no se dan cuenta de la gravedad de lo que realmente son, hasta averiguar, en algunos casos, que ya es demasiado tarde. Es por eso que BAE Systems desarrolló el Headborne Energía Análisis y diagnóstico del sistema (HEADS), un sensor de casco inspirado en una versión 2008.
Utilizado por el Ejército de los EE.UU. y la Infantería de Marina, el sensor está montado al interior de los cascos de los soldados, e indica cuándo se ha recibido suficiente golpe para causar una gran conmoción o una lesión traumática al cerebro (TBI).
Por ejemplo, tras la explosión de una bomba en el camino, los soldados a veces continúan con su misión, sin saber que la conmoción de la explosión puede tener efectos duraderos «, según lo explica Joe Coltman, vicepresidente de personal de negocios de BAE Sistemas de Protección.
Con la II Generación de sensor HEADS, incluso si la lesión no es evidente, el dispositivo está equipado con una luz LED de colores programables que se pueden establecer para activar durante un evento de explosión, proporcionando una notificación inmediata de una posible lesión cerebral traumática relacionada con el combate que debe ser revisado por personal médico.
Los sensores también están equipados con un transmisor de RF, la señal de los cuales serán recogidos por los receptores, cuando el soldado regresa a su base. Si un soldado ha sufrido unos golpes nocivos, la señal de su sensor alertará a los funcionarios de base sobre dicha situación.
El sensor HEADS no solo graba el hecho de que una explosión se produjo, sino que también indica la dirección del impacto, magnitud, duración, las presiones de explosión, las aceleraciones angulares y lineales, además de las horas exactas de las explosiones. Finalmente estos datos pueden ser descargados a través de un USB o una conexión inalámbrica, para el análisis de los equipos médicos.
Enlace: BAE Systems
