A criterio de Sheril Kirshenbaum, autora de un libro sobre el tema, el besar tiene su ciencia. La científica de la Universidad de Texas acostumbra a escribir artículos para publicaciones como la revista Discover y hace tres años, cuando se acercaba el día de San Valentin, escogió el tema del beso.
«Resultó muy popular, terminé cubierta en emails, y siendo que yo estaba trabajando en otros campos como el de la antropología, la entreprenologia y la neurociencia, los científicos me invitaron a organizar una sesión completa sobre este tema en una conferencia de ciencia, por lo que pensé que éste sería un excelente tema para un libro».
Y no se equivocó. Su libro no sólo está atrayendo el interés de muchos sino que ha sido muy bien recibido por la crítica. Lo que es realmente interesante es que mientras comenzaba a aprender acerca de cómo nuestros cuerpos responden a ser besados, especialmente durante un buen beso, -porque no todos los besos se sienten bien-, hay muchos fenómenos químicos en nuestros cuerpos que son responsables de esos síntomas que describimos como enamorarse.
Hay una hormona llamada oxitocina, conocida popularmente como la hormona del amor, que nos da una fuerte sensación de apego a otra persona, es responsable de atar y mantener nuestras relaciones por un periodo largo de tiempo. Por otro lado, la dopamina, que se eleva cuando nos besamos, es la responsable de esos sentimientos de deseo ardiente y el no poder esperar para estar con esa persona. También actúa una neurotransmisora, la serotonina, que es responsable de los pensamientos incesantes hacia alguien, especialmente cuando besamos a alguien nuevo.
Parte de la experiencia propia de besar está bajo nuestro control, pero hay ciertas cosas que funcionan mucho mejor y ni siquiera en el marco consciente. Así que, cuando besamos a alguien estamos poniéndonos extremadamente cerca de la otra persona, estamos entrando en su espacio personal. Comenzamos a usar nuestro sentido del olfato, gusto y tacto, y todo ello nos provee de una serie de pistas sobre cuán compatibles somos con esa persona.
Las mujeres se sienten más atraídas a hombres con diferentes genes a los propios, por una cuestión del sistema inmunológico. Así que les atrae el aroma de esos hombres, sin saber de manera consciente por qué están sintiéndose de esa manera. Repetidos experimentos científicos han revelado que las mujeres parecen descifrar inmediatamente si alguien es un buen complemento genético pues, en el futuro, eso sería bueno para sus hijos.