Con técnicas actuales congelar el cerebro es posible, aunque los científicos afirman que no tiene ningún sentido aspirar de este modo a la «vida eterna», tal como lo promete la empresa KrioRus, que es una entidad de criogenización rusa que congela las cabezas de sus clientes tras su muerte, confiando en que futuras tecnologías permitan trasplantarlos a otro cuerpo y así hacerles revivir.
En los almacenes de dicha empresa, los visitantes pueden observar grandes contenedores, en cuyo interior se confinan cubas metálicas llenas de nitrógeno líquido, donde flotan las cabezas o los cuerpos enteros de clientes.
Los familiares de los difuntos pueden, si así lo desean, conservar las cubas en sus casas. Los precios por tales servicios fluctúan entre: los 10.000 dólares para congelar la cabeza y 30.000 dólares por el cuerpo entero.
Algunos científicos consideran tales servicios como un «Un fraude», según lo denuncia Valentin Gristenko, director del Instituto de Criobiología, el primer establecimiento especializado fundado en la Unión Soviética y actualmente con sede en Ucrania.
El doctor Gristenko afirma que: «Si se congela ahora un cuerpo, incluso si se trata de un cuerpo en vida y con buena salud, después de su congelación no estará ni vivo ni entero. Actualmente ni siquiera se pueden conservar y preservar órganos, sólo células«.
Enlace: KrioRus