Previamente una pequeña explicación sobre el origen de este extraño fenómeno. Las auroras boreales, o luces del Norte, no son, como en un principio se creía, la luz del sol reflejada por el hielo del Océano Ártico o reflejada en cristales de hielo en suspensión en el aire. La causa de la formación de las auroras está en la interacción del viento solar con el campo geomagnético que envuelve a la Tierra, y con la ionosfera.
El Sol emite, continuamente y en todas las direcciones, un flujo de partículas cargadas de electrones y protones, al que se llama plasma. Las partículas de plasma, «guiadas» por el campo magnético del Sol, forma el viento solar que viaja a través del espacio a unos 400 km/s, llegando a la Tierra en 4 o 5 días.
En su camino de descenso pasan por la ionosfera, que es una capa que limita exteriormente a la atmosfera y en la que se encuentran muchos iones: átomos de oxígeno y nitrógeno con carga eléctrica, originados por los rayos ultravioleta procedentes del Sol. La ionosfera actúa como medio conductor para las partículas cargadas que llegan con el viento solar, y es en ella en donde se produce la aurora, entre unos 90 y 110 km de altura.
Las zonas en las que con mayor frecuencia se pueden observar las auroras corresponden a óvalos centrados en los polos magnéticos (tanto norte y sur). La «zona de auroras del norte» se extiende por Alaska, norte del Canadá, sur de Groenlandia, Islandia, norte de Noruega y Rusia. La «zona de auroras del sur» se encuentra en la Antártida y sur del océano Pacífico.
Este video fue tomado precisamente en la llamada “zona norte”, para ser precisos en territorio noruego, lugar donde a criterio de los entendidos se puede apreciar con mayor claridad y espectacularidad dicho fenómeno atmosférico.